Todavía no habla casi nadie sobre este tema, pero la situación, que se define como un trastorno real y verdadero, se extiende en silencio afectando a muchas víctimas, especialmente en la escena de la competición femenina.
A principios del año 2000, un destacado entrenador canadiense (Scott Abel) empezó a profundizar en el tema, cada vez más intrigado por la propagación de este fenómeno creciente que aumenta en las categorías femeninas.
Teniendo presente que el organismo busca su homeostasis, hace cualquier cosa para que no ocurran ciertas situaciones y se defiende con todas la fuerza que tiene.
Es muy resistente si es necesario.
La experiencia demuestra que superar situaciones complicadas del llamado metabolic damage y reactivar una cierta eficiencia metabólica es muy difícil y no solo se requiere tiempo.
Después de meses de extremismo, limitaciones o privación de macronutrientes y estrés psicofísico igualmente extremo, se llega a un punto que hace saltar la centralita metabólica creando una serie de alteraciones hormonales que complican mucho las cosas.
Entonces el sujeto en cuestión (hombre, o más a menudo, mujer) encuentra que tiene dificultades para volver a ponerse en forma, incluso con limitación de calorías y carbohidratos.
A continuación suele aparecer el pánico y muchos entrenadores o nutricionistas aconsejan una severidad calórica aún más acusada y un abuso de ejercicio aeróbico.
La propagación de este trastorno se demuestra por la gran dificultad que muchas mujeres, de cualquier categoría, tienen para volver a ponerse en forma después de un tiempo de inactividad, llegando, a veces, a querer abandonar o renunciar por completo. Los entrenadores y nutricionistas que nos están leyendo seguramente han tenido experiencias similares y conocen las dificultades del caso.
El problema es que cuando surgen este tipo de problemas, más allá del factor estético y de la falta de respuesta a la dieta, se realizan análisis de sangre al sujeto que pueden llegar a dar respuestas normales.
Sin embargo, la retención de agua y la grasa acumulada no disminuyen, mostrando todas las condiciones de un daño metabólico y de una falta de respuesta a la dieta.
Los médicos, si no tienen una formación específica en la nutrición y el entrenamiento, no sabrán interpretar las señales y la chica (o chico) después de haber mostrado abdominales durante meses, encuentra un michelín de grasa que los cubre.
Vamos a leer las señales
El sujeto que entra en este túnel, después de meses de verdadera escasez calórica y tal vez seguidos de un periodo de concesiones que le han hecho ganar kilos de grasa y líquidos (el período idílico tras una competición dura menos, mucho menos de lo que se cree) ve como no tiene una respuesta a la dieta, ningún régimen funciona, y por lo general procederá a reforzar el programa de alimentación y entrenamiento, pero seguirá sin obtener un resultado, como si hubiese entrado en un punto muerto particularmente difícil.
La grasa se mantiene y es resistente a los cortes calóricos, como si se quisiera vengar por los meses anteriores.
En este momento, el sujeto intenta profundizar con análisis de sangre específicos, incluyendo los de la función tiroidea. Pero atención a lo siguiente, la situación, además de ser traicionera, es muy compleja.
En condiciones fisiológicas el sistema endocrino está controlado por el hipotálamo, la "centralita" gestora de las glándulas pituitaria y tiroidea.
El hipotálamo estimula la hipófisis para producir TSH, que a su vez generará T4 en el organismo, para luego convertirse en T3, la forma activa de la hormona tiroidea en las células.
La conversión de T4 en T3 depende de muchas variables, como el estrés, la dieta (o la carestía), las enfermedades y los altos niveles de cortisol que complican aún más el cuadro metabólico del pobre infeliz.
Una de las vías metabólicas de conversión del T4 en T3 es la enzima 5'-deiodinasa.
Una enzima que puede inhibirse fácilmente por los factores ya mencionados como el estrés, las dietas extremas tal vez pobres en hidratos de carbono durante demasiado tiempo, la cortisolemia y otros factores.
Si luego combinamos el estrés de una preparación de alta competición con mucho ejercicio cardiovascular, con tal vez una fracción doble o triple diaria, tendrá lugar una menor conversión de T4 a T3, a favor de una rT3 o la forma inactiva.
A menos que haya un daño verdadero (¡como que sucede!) a la tiroides, los valores sanguíneos indicadores de la actividad de THS, T4 y T3 pueden tener resultados fisiológicamente normales, porque revelan la presencia en la circulación de estos, como parte de la T3 en forma "r" pero inactiva.
Pero la chica se encuentra con todos los síntomas de un mal funcionamiento tiroideo, aumento de peso incluso en dietas hipocalóricas, fatiga crónica, irratibilidad y otros trastornos.
Un trastorno que no solo afecta a los atletas de alto nivel
He hablado siempre de atletas de alto nivel, pero este trastorno también se produce en mujeres que con el fin de bajar de peso por otros motivos, como la llegada del verano o de una boda, se sobrecargan de actividad física como si trataran de superar las pruebas de ingreso a las fuerzas especiales militares y con una dieta de "pasar hambre", acaban con unos kilos más que con los que empezaron y una gran dificultad de deshacerse de ellos.
Pero, por desgracia, esto no termina aquí. Cuando hablamos de hormonas, la situación nunca es fácil. En este caso se involucra el hipotálamo, la hipófisis, las glándulas suprarrenales y la tiroides, pero el trastorno también llega a las gónadas.
Tratando de resumir un tema realmente muy complejo, clínicamente, el problema de la disfunción del metabolic damage se inicia en las glándulas suprarrenales, después pasa a la tiroides y puede llegar hasta el sistema gonadal.
Es por esto que las mujeres deportistas, que siguen dietas extrepas o durante mucho tiempo, pierden la capacidad ovulatoria y la menstruación.
Dicho esto, el marco endocrino está particularmente comprometido y el médico o el nutricionista, tiene pocas herramientas de su parte, ya que los síntomas de la alteración del metabolismo existen, pero no están confirmados por los análisis sanguíneos. Otro hecho muy útil sobre el que se puede investigar es la situación suprarrenal y cortisolémica relacionada.
Rhodiola Rosea
Muy a menudo este déficit metabólico se asociada con una fatiga crónica particular, y aquí aparece otro término todavía no acuñado como "científico" porque muchos médicos lo malinterpretan que es la fatiga adrenégica, donde encontramos una alteración real y verdadera de la actividad de las glándulas suprarrenales que se han sometido a un estrés psicofísico excesivo, como si se hubieran dejado de funcionar por haberse exprimido por horas y horas de entrenamiento con pesas y actividad cardiovascular sin olvidar el uso y abuso frecuente de termogénicos y estimulantes de gran impacto para estas glándulas.
De manera errónea, la chica frustrada por la falta de resultado tiende a aumentar la intensidad y/o la duración de las sesiones de actividad cardiovascular y alterar aún más la situación suprarrenal y la respuesta cortisolémica, con toda la retención edematosa que no mejora, sino que a veces incluso empeora.
Recordemos que el cuerpo se defiende de diversas maneras, altera su "termostato" porque no quiere volver a la carestía. Otra consecuencia de un sistema endocrino y nervioso alterado es la digestión no siempre eficiente con el consiguiente defecto en la absorción, asimilación de los alimentos y del sistema inmunitario. No es raro que aparezcan intolerancias alimentarias.
¿Hay salida?
Algo bueno de este contexto en el que se encuentran cada vez más mujeres, es que de este síndrome de Wilson se puede salir.
Después de muchos años en este ambiente, he visto que para buscar la victoria a cualquier precio, se han visto obligadas a seguir caminos dictados por regímenes hechos por uno mismo o, aún peor, guiadas por pseudohechizeros que en el momento de después de ganar (o mala forma física) no tienen la paciencia o las habilidades para salir. Por lo tanto, desde aquí aprovecho la ocasión para recomendar que solo debemos fiarnos de personas competentes de verdad, que no solo sepan presionar el acelerador o hacer un buen márquetin. Dos o tres horas de cardio al día, entrenamiento de maratón, dietas de privación de uno o más macronutrientes durante mucho tiempo, tal vez puedan conducir a un resultado (no garantizado) pero a un alto coste... limitado a este episodio o a crear daños reales de salud metabólica y a una gran frustración.
Para solucionar este problema se necesita sobre todo mucha paciencia y perseverancia, debido a que con el tiempo y las estrategias adecuadas se puede salir.
Es crucial comenzar con el equilibrio de un sistema nervioso simpático y parasimático alterado.
Y el primer movimiento es poner un límite neto a la actividad cardiovascular y hacer que vuelva a ser un instrumento para ayudar a quemar un poco de grasa y no llevarlo al extremo (hablo de horas diarias) perdiendo de este modo su eficacia, seguido a menudo de dietas hipocalóricas.
¡Atención! Calibrar este movimiento con la alimentación no es algo fácil, hay riesgo de aumentar de peso... por eso es recomendable equilibrar la dieta con una ingesta protéica suficiente y alimentos (carbohidratos) con un alto contenido en fibra, grasas poliinsaturadas moderadas (el omega 3 ayuda a la sensibilidad insulínica y no hace daño) con entrenamiento menos frecuente.
Ashwagandha
En esta etapa del entrenamiento con pesas de un verdadero culturista será la bienvenida para todos los efectos endocrinos y metabólicos resultantes y favorables. De menor impacto sobre el cortisol respecto a estar sobre el tapete a baja intensidad, pero mucho mejor desde un punto de vista termogénico es la actividad aeróbica a intervalos de intensidad que permitan quemar calorías durante el día (EPOC).
Otro movimiento que he visto que funciona para el contraste del estrés es el uso de hierbas adaptogénicas como la Rhodiola rosea y la Ashwaghanda.
Es interesante ver como la medicina holítica/funcional parte del sistema digestivo-intestinal, eliminando alimentos particularmente irritantes e inflamatorios.
Se reemplazan con enzimas digestivas comprometidas, suprimidas después de tanta estimulación nerviosa y privación de muchos (demasiados) alimentos o clases enteras de macronutrientes como los carbohidratos que se convierten en la "bestia negra".
Entonces, es recomendable repoblar el intestino de bacterias buenas para ayudar a la pared intestinal alterada después de tanto estrés y a fortalecer el sistema inmunitario.
Una vez preparado el campo gastrointestinal, introducidos algunos macronutrientes importantes para el metabolismo de los alimentos como el zinc y las vitaminas del grupo B, se vuelven a introducir gradualmente algunos alimentos, prestando especial atención a la gestión de los carbohidratos que debe realizarse en determinados momentos "clave" para que el organismo los acepte mejor y que ahora es demasiado sensible y no los utiliza de manera eficaz como debería.
En este momento son aconsejables los agentes "GDA" (glucose disposal agents) como el ácido lipoico y suplementos para apoyar la salud celular mitocondrial como la coenzima Q10 o la acetilcarnitina.
El tiempo necesario para que una chica salga de esta situación frustrante es muy subjetivo, he visto que desafortunadamente puede llegar a ser de varios meses si la situación está particularmente comprometida.