Cada vez que una chica me pide consejo, una de las primeras preguntas que hago es: «¿Cuánta agua bebes al día?».
He constatado que, por desgracia, la gran mayoría de veces la cantidad de agua que se toma durante el día, especialmente las mujeres, es inferior a la necesaria.
Baste pensar que, de media, el cuerpo humano está compuesto por alrededor de un 60% de agua, valor que aumenta o disminuye en función de la composición corporal, la edad y el estilo de vida. Quienes tienen más masa muscular tendrán un porcentaje de agua mayor respecto a las personas que tienen más tejido adiposo, ya que los músculos están compuestos de agua en un 75%.
No hace falta decir que si no proporcionamos a nuestro organismo una dosis adecuada de líquidos, ¡este nunca funcionará bien! Es como si pretendiésemos conducir un coche a toda velocidad sin echar gasolina en el tanque.
¿Por qué es importante beber?
Pero veamos con más detalle las siete razones por las que es tan importante hidratarse adecuadamente:
- Para favorecer la eliminación de las sustancias de desecho del organismo a través de la orina y el sudor.
- Para ayudar al desarrollo muscular (¡atención mujeres! Con esto no me refiero a «volverse todo músculo», sino a conseguir esa tonicidad muscular que tanto soñamos). Y es que el agua contrarresta los efectos catabólicos del cortisol, que tiende a descomponer el tejido muscular para producir energía.
- Para dar forma y rigidez a los tejidos (incluido el tejido epitelial), con beneficios desde el punto de vista estético.
- Para mantener lo suficientemente húmedas las mucosas y las superficies de la nariz, los ojos, la boca y las orejas.
- Para favorecer una correcta lubricación de las articulaciones.
- Para contrarrestar la retención de líquidos, que no es más que una acumulación de agua. Esto ocurre porque, si el cuerpo no recibe agua suficiente todos los días, la guarda en forma de retención de líquidos, que, si se agrava, se transforma en el tiempo en verdadera celulitis.
- Para mejorar la regularidad intestinal: tomar un vaso de agua tibia en ayunas recién levantados por la mañana ayuda a la evacuación intestinal.
¿Cuánta agua hay que beber?
En general, recomiendo beber unos dos litros al día, aumentando luego hasta tres litros en verano o si se realiza actividad física.
Es importante mantenerse hidratados adecuadamente durante el entrenamiento, consumiendo unos 500/600 ml de agua y, si es necesario, añadiendo también sales minerales (ver PureMINERAL + SUSTAMINE® by YAMAMOTO NUTRITION o Iso Sport), para mantener el equilibrio electrolítico y recuperar los líquidos perdidos con el aumento de la temperatura corporal y la sudoración.
Si os resulta difícil beber la cantidad correcta de agua, probad esta técnica, que permite llegar a una toma aproximada de dos litros sin demasiado esfuerzo: un vaso por la mañana con el desayuno, dos vasos en el almuerzo, dos vasos en la cena y una botella de medio litro para ir bebiendo a lo largo del día. ¡De esta forma, beber lo suficiente será un juego de niños!
Cómo saber si estamos suficientemente hidratados
Hay dos parámetros que deben tenerse en cuenta para saber si bebemos lo suficiente:
- El primero es la sensación de «sed»: cuando se siente la sequedad y, por tanto, la necesidad de beber, significa que ya estamos deshidratados. Así pues, lo ideal es que nunca deberíamos percibir la sed.
- El segundo es la orina: cuanto más oscuro/verdoso es el color, más pobre es en agua. La orina debe ser siempre de color amarillo claro/transparente e inodora.
La deshidratación, aunque sea leve, es una condición peligrosa para el organismo.
De hecho, solo una disminución del 7% del agua corporal es suficiente para poner en peligro la supervivencia de la persona.
En un organismo deshidratado se bloquea la sudoración para ahorrar la poca agua que queda en el cuerpo, lo que provoca un aumento de la temperatura interna.
Además, la sangre no circula adecuadamente por los vasos, con riesgo de fatiga cardiaca y colapso circulatorio.
Y ello sin olvidar las consecuencias estéticas derivadas de la retención de líquidos, como hemos expuesto anteriormente.
El agua es nuestro bien más preciado, es fuente de vida y esencial para una buena salud, ¡no lo olvidemos y cuidemos nuestra hidratación!