La suplementación con hierro siempre debe controlarse mediante análisis de sangre para evitar la aparición de efectos secundarios a largo plazo.
En el caso del hierro en particular, los análisis son los de la ferritina sérica de manera que si es inferior a 20 mg/l para mujeres y 30 mg/l para hombres, indica reservas inadecuadas.
Síntomas dados por deficiencia de hierro
- Menstruación abundante (menorragia) y sangrado de varios tipos
- El embarazo Dieta sin alimentos de origen animal o en la que falten alimentos que contengan hierro (este es el caso de veganos y vegetarianos)
- Pérdida excesiva de hierro por microtraumatismos y por tanto pequeñas hemorragias, sobre todo de forma local, sobre todo para quienes practican una actividad física intensa
- Astenia (debilidad y cansancio general)
- Somnolencia
- Decoloración anémica de la piel (palidez)
- Irritabilidad
- Dolor de cabeza
- Mareo
Es fundamental hacer un uso adecuado de estos suplementos para no superar respectivamente los 45 mg en sujetos mayores de 14 y 40 mg en menores de 14 años (se recomienda una ingesta media de unos 20 mg/día).
Los efectos secundarios de los suplementos ferrosos también incluyen varios otros trastornos de origen gastrointestinal:
- Diarrea
- estreñimiento
- náusea
- Él vomitó
- dolor abdominal
- decoloración negra de las heces
Hierro: ¿de qué se trata?
Es un componente esencial de la hemoglobina de los glóbulos rojos y es esencial para la producción de mioglobina muscular.
Lo encontramos en varias enzimas, incluidas las que se ocupan de la transformación del betacaroteno en vitamina A, la síntesis de ácidos nucleicos y la producción de colágeno.
Sus principales funciones
- Transporte de oxígeno a tejidos y músculos a través de hemoglobina y mioglobina.
- contracción muscular
- soporte para varias enzimas
Se distinguen dos tipos diferentes de hierro en función del enlace con la hemoglobina y su estado de oxidación:
1) Hierro no hemo: está unido a proteínas de depósito (ferritina) con oxidación Fe3 + (ion férrico) este ion está presente en productos de origen vegetal como cereales integrales, germen de trigo, hortalizas de hoja verde en particular en espárragos y espinacas .
El hierro no hemo se puede absorber solo y solo después de reducirse a Fe2 +.
2) Hierro hemo: se une a la hemoglobina o mioglobina en un estado de oxidación Fe2 + que le permite unirse al oxígeno.
De esta forma, una glicoproteína que la transfiere a la hemoglobina de la médula ósea está presente en algunas enzimas intracelulares y en la transferrina.
A diferencia del hierro no hemo, este ion se encuentra sobre todo en la carne, la yema de huevo y el pescado en general.
Dosis recomendadas
Hombres adultos y mujeres posmenopáusicas: 9,3 y 7,5 mg por día respectivamente.
Mujeres en edad fértil: hasta 18-20 mg, esto teniendo en cuenta las pérdidas por menstruación (hasta 25-50 mg de hierro por cada ciclo menstrual).
Fase adolescente: 12 mg al día para hombres y mujeres que aún no menstrúan.
Niños de 6 meses a 3 años: sí 7 mg/día Niños de 4 a 10 años: alrededor de 9 mg / día
El lactante: aprovecha las reservas de hierro acumuladas durante la vida fetal.
Durante el período de destete, es recomendable favorecer los alimentos que contengan hierro hemo, evitando absolutamente aquellos alimentos que inhiben la absorción de hierro, como el té, para evitar el desarrollo de deficiencias tempranas.
Los suplementos de hierro nunca están en forma pura, sino en asociación con otras sustancias como la vitamina C, ácido fólico, vitamina B12, vitamina B.
Estas sustancias favorecen el crecimiento celular mediante un aumento del número de eritrocitos y por tanto de hemoglobina, lo que redunda en una mayor probabilidad de complejar el hierro ingerido a través de la dieta o la suplementación, facilitando su absorción.
El hierro también se encuentra a menudo en complejos con magnesio y otros minerales, estos suplementos tienen la función de reponer las sales y la EF en el post entrenamiento.
Conclusiones
Dado que la mayoría de los antibióticos actúan contra la absorción del hierro y dado que tras el tratamiento antibiótico se recomienda hacer un ciclo de fermentos lácticos ya que los antibióticos destruyen la flora bacteriana intestinal, la asociación con este complejo de nuestra molécula ofrece una doble función o una adecuada integración. de fermentos y hierro.