Hoy hablamos de otro componente que nos da la madre naturaleza, y que, utilizado correctamente, puede ser de ayuda y a menudo sustituir al antibiótico si este no es estrictamente necesario o si es inútil (por ejemplo en infecciones virales), o en sujetos que deben evitar la debilidad y los efectos secundarios de una terapia con antibióticos (por ejemplo, un atleta): se trata del extracto de semillas de pomelo, más conocido como GSE.

GSE es el nombre comercial de un extracto estandarizado que consiste en un 60 % de semillas de pomelo, con la adición de la membrana celular del pomelo y de un 40 % de solución acuosa de glicerina vegetal. Disponible también en cápsulas para quien prefiera ese tipo de suministro.

Varios estudios médicos oficiales han demostrado que el extracto de semilla de pomelo tiene una acción bactericida y bacteriostática de amplio espectro, así como una acción eficaz contra muchos virus de la gripe (de hecho, el GSE es capaz de acortar el curso de estados gripales estacionales).

Se ha analizado su actividad y se ha visto claramente que el GSE es capaz de causar estragos en la membrana bacteriana, provocando fugas de material citoplasmático en los 15 minutos siguientes al contacto, incluso a bajas disoluciones.

Las semillas, de hecho, contienen otras sustancias activas, y la más importantes son los flavonoides: quercetina, naringina, hesperidina y apigenina, que junto con otras muchas constituyen el fitocomplejo de propiedades antimicrobianas.

El extracto de semilla de pomelo ha demostrado que actúa sobre una amplia variedad de microorganismos dañinos, como bacterias, hongos, virus, levaduras, mohos, e incluso parásitos como gusanos (oxiuros) y piojos, además de protozoos como la ameba, capaz de causar diarrea y disentería, especialmente extendida en los países donde la higiene es deficiente.

De gran impotancia, el GSE muestra una selectividad que no se encuentra en los antimicrobianos sintéticos (antibióticos), que exterminan de manera indiscriminada microorganismos nocivos y microorganismos útiles para nosotros (un ejemplo es la clásica disbiosis como resultado de la terapia con antibióticos); a este respecto, un estudio publicado en 1990 en el n.º 5 del "Journal of Orthomolecular Medicine" (Diario de medicina ortomolecular) muestra que el GSE es eficaz frente a cientos de bacterias patógenas, mientras que es prácticamente inocuo con bacterias fisiológicas, es decir, aquellas que son útiles para nuestro organismo.

Si se añade a todo esto la absoluta falta de toxicidad, contraindicaciones, efectos secundarios, interacciones con otros fármacos y el hecho de que no crea ningún tipo de resistencia, nos damos cuenta de que estamos frente al remedio natural más eficaz, más alternativo, más completo y más seguro como alternativa a los tratamientos tradicionales con antibióticos, cuando estos no son estrictamente necesarios (la medicina oficial no debe ser demonizada como suelen hacer por desgracia muchos pseudonaturópatas, que sustituyen al médico también en casos de evidente necesidad de atención para administrar pociones, colores etc.,...).

Pomelo

Acción antibacteriana:

Anteriormente hemos hecho hincapié en la importancia de salir de la espiral antibiótico-resistencia buscando alternativas válidas en el tratamiento de las enfermedades bacterianas más comunes y, el GSE es, en este momento, sin duda la más apropiada.

Por desgracia, la resistencia a los antibióticos se está extendiendo cada vez más debido a un uso inadecuado y excesivo de terapias con antibióticos incorrectas o innecesarias; el resultado es que, en los casos más graves, cuando el antibiótico es la única solución, a menudo no tiene ningún efecto porque está "reforzado" precisamente por terapias mal ejecutadas o incorrectas.

En estos casos, encontrar una molécula a la que la bacteria en cuestión sea sensible puede convertirse en una lotería.

También hemos dado mucha importancia al fortalecimiento de nuestro sistema defensivo como barrera ante muchas amenazas: el complejo de bacterias beneficiosas presentes en el tracto gastrointestinal es la primera línea de defensa del organismo contra las agresiones externas.

Hay diferentes factores que determinan una disminución de las buenas colonias (mala alimentación, intoxicación, alergias, estrés, etc.); si a esto luego se une, como a menudo sucede, una terapia basada en antibióticos, se asiste a la devastación de las bacterias beneficiosas con el resultado de dejar campo libre a los microorganismos patógenos.

Superada la primera barrera defensiva, la bacteria se encontrará frente a nuestro sistema inmunológico que, si está debilitado, va a dejar campo libre a la enfermedad.

El GSE, con su acción bactericida selectiva, también puede ser útil en la prevención, ya que puede ser considerado como una especie de "barrendero" del tracto gastrointestinal; de hecho, la destrucción de los microorganismos patógenos favorece el desarrollo de la flora bacteriana fisiológica y, por lo tanto, aumenta nuestras defensas naturales.

De particular interés sería entonces, a los efectos de la prevención, una asociación del GSE con fermentos lácticos (para un aporte de bacterias beneficiosas) y elementos naturales con propiedades estimulantes del sistema inmunitario, añadiendo eventualmente (en casos de hinchazón, estreñimiento, diarrea, flatulencias) fibra, maltodextrinas fermentadas u otros probióticos.

GSE ha demostrado que inhibe el crecimiento de bacterias Gram-positivas y Gram-negativas.

Por otra parte, la actividad del GSE no está influenciada por el pH del ambiente en el que actúa, a diferencia de muchas otras moléculas antimicrobianas capaces de actuar solo con un pH determinado.

Acción antiviral:

El GSE ha demostrado ser eficaz contra muchas cepas virales, como el herpes simplex tipo 1, el rinovirus (resfriado), la enfermedad vesicular porcina, la fiebre porcina africana y la gripe aviar.

A menudo, demasiado a menudo, se usan terapias con antibióticos en enfermedades víricas (en su mayoría casos de automedicación del propio paciente), a pesar de que un antibiótico no es capaz de interferir en una infección viral; el único efecto, en tales casos, es la creación de resistencia a los antibióticos.

En cambio, en estos casos el GSE es efectivo evitando los efectos secundarios y la resistencia que se crearía usando incorrectamente terapias con antibióticos.

Acción antifúngica:

El GSE se enfrenta de manera eficaz a un centenar de mohos y levaduras, incluyendo la Candida albicans, que, como se sabe, es un habitante normal del organismo humano que, en caso de alteraciones de la flora intestinal y el sistema inmunitario (tal vez después de terapias con antibióticos), toma el control causando diversos problemas.

También se demuestra la resolución del 99 % de los casos de candidiasis crónica (Dr. Leo Galland, Nueva York).

Acción desinfectante:

El GSE también se utilizó para probar la extensión de la vida de muchos alimentos; en estos estudios se ha demostrado que es perfectamente capaz de controlar algunas de las cepas que a menudo causan problemas, incluso graves, en el ser humano: Listeria monocytogenes, Bacillus cereus, Escherichia coli, Vibrio cholerae, Staphylococcus (granos típicos y abscesos), Streptococcus, Lysteria, Shigella Dysenteriae, Chlamydia, etc.. Incluso hay estudios que confirman su eficacia sobre la Salmonella Enteritidis (para extractos de buena calidad con altos niveles de naringina y hesperidina).

Con este fin se nebulizan los productos alimenticios antes del envasado (sin afectar a sus características) o se realizan películas preimpregnadas en GSE.

Una joya más:

Además de las acciones ya analizadas, se confirmó que el GSE tiene una acción gastroprotectora en caso de enfermedades gástricas y úlceras gástricas, que inhibe la secreción de los factores más inflamatorios y favorece la de factores antiinflamatorios protectores y la de factores reparadores.

Este conjunto de efectos, unido a las actividades antimicrobianas confirmadas, nos da razón de la buena reputación del GSE en el ámbito terapéutico.

Modo de empleo:

El GSE se utiliza de varias maneras:

Por vía oral en dosis de 2 a 10 gotas 2/3 veces al día (en 100 ml de agua o con una cucharadita de miel), solo o en combinación con propóleos y árbol del té en caso de enfermedades de resfriado, infecciones urinarias (cistitis de bacterias fecales como E. coli, S. faecalis, Proteus, Klebsiella, enterobacterias), infecciones urológicas o infecciones gastrointestinales.

Uso cutáneo:

Sobre granos, heridas, para lavados vaginales (cándida), enjuagues bucales (cándida oral, candidiasis bucal), infecciones del oído.

Inhalado:

Adecuado en forma de aerosol, solo o combinado, en caso de afecciones bronquiales y/o respiratorias.

Los laboratorios Northview Pacific llevaron a cabo un estudio toxicológico que demuestra que el GSE es seguro en niveles superiores a 5000 mg por kg de peso corporal.

Por lo tanto, una persona que pesa 60 kg está segura incluso con una dosis de 300 000 mg al día, (considerando que generalmente el consumo típico diario de GSE no excede los 1000 mg).

En otras palabras, hay investigaciones toxicológicas que confirman que el GSE no tiene toxicidad alguna con las dosis recomendadas a corto o a largo plazo.

Incluso la opinión de los homeópatas no se opone al tratamiento con GSE, ya que consideran que no interfiere con la terapia homeopática.

Bibliografía

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